La mayoría de la energía que se producía hace 20 años provenía toda de la quema de combustibles fósiles como el carbón, petróleo…. En la actualidad, la sociedad ha ido avanzando y ha creado nuevas formas mucho más sostenibles de producir energía. Son las llamadas energías renovables y son la energía solar, hidráulica, eólica, mareomotriz., de la biomasa, etc. En el artículo de hoy nos vamos a centrar en esta última.

Se entiende por energía de biomasa aquella energía que se produce mediante la combustión de distintos materiales provenientes desde los productos más tradicionales como la leña hasta los combustibles biológicos más modernos.

Con el término “Biomasa” estamos catalogando tres categorías:

• La primera de ellas es la que se produce espontáneamente en las tierras no cultivadas, pero esta no es muy aconsejable de utilizar ya que rápidamente acabaría con los ecosistemas naturales.
• La segunda es aquella que proviene de los residuos generados por las explotaciones ganaderas o forestales, industrias o bien los generados en las ciudades. Este tipo de residuos son convertidos en biomasa debido a la descontaminación que producen en el medio ambiente que por la energía que producen.
• Por último, y donde vamos a realizar más incisión es en los llamados cultivos energéticos. Estos cultivos se realizan con el fin de convertirlos en combustibles y carburantes ya que son la mejor alternativa para la producción de este tipo de energía.

Estos cultivos energéticos consisten en la plantación de una serie de especies que poseen unas características especiales como por ejemplo que tengan un rápido crecimiento, que se puedan plantar facilmente. Así pues las especies más utilizadas para estos cultivos son los eucaliptos, sauces, retama…. En su mayoría se suelen utilizar especies arbóreas, es decir, arboles aunque también existes casos en los que es mejor utilizar especies arbustivas como es el caso de la mencionada retama.

Una vez cortados los cultivos energéticos se deja secar la madera y luego se lleva a las calderas de biomasa donde se quemas la madera y donde se aprovechan todas las calorías desprendidas por ella para ser convertidas en energía.

Así bien con esta energía renovable conseguimos reducir las emisiones de dióxido de carbono al mínimo por lo que no contribuimos a aumentar el efecto invernadero que es justo lo contrario que ocurre con la quema de combustibles fósiles. Además de estas ventajas existen muchas otras como el aprovechamiento de residuos agrícolas, mejora socioeconómica de áreas rurales…