El concepto de casa pasiva o también conocido como «passivhaus» se originó a finales de los años 80 en Alemania. Desde entonces, este estándar de construcción se ha ido consolidando no sólo en su país de origen, también en el resto del mundo.
España no es una excepción y cada vez son más las construcciones que han adoptado este estándar. De todos modos, siguen siendo los alemanes y británicos los que lideran la lista de países con fuerte arraigo «passivhaus».
Un modelo de construcción que permite ahorrar hasta un 80% en el consumo de energía. La factura energética supone un problema mayor para las familias españolas. Es por eso por lo que cada vez se está apostando más por el «passivhaus». Por regiones, el País Vasco es una de las que más construye este tipo de viviendas.
Es más, Bilbao contará con el edificio pasivo más grande del mundo. Lo cual supondrá la construcción de 108 viviendas protegidas y 63 sociales.
Una vivienda «passivahus» cuenta con varias ventajas respecto a la arquitectura tradicional. Aparte del ya comentado ahorro energético, también hay que valorar la contribución al medio ambiente y el bienestar social que ello conlleva. A eso hay que añadirle, la optimización del calor, el aire interior es mucho más saludable y beneficioso y existe un mayor aislamiento acústico, lo que genera un mayor confort y bienestar para las personas que residen en ellas.
Un mayor confort te proporcionará un mejor descanso e incluso las plantas de interior de tu vivienda crecerán y vivirán de forma mucho más saludable. Una serie de ventajas que serán beneficiosas no sólo para tu bienestar lo cual ya es muy valioso, también lo será para tu economía. También cuenta con un añadido altruista ya que estás haciendo por mejorar el medio ambiente y, por lo tanto, contribuir al bienestar global.